En tantas veces, se dijo, podría haber existido una en la que su humor no hubiese sido el óptimo, o el de ella; o que a él le hubiese costado eyacular, o a ella alcanzar el alivio; repasó más opciones, todavía incrédulo de que con ella siempre fuese perfecto, demoledor, tremendo. Vicioso. Ella era una droga. Más bien, pensó con ironía, era una enfermedad y amarla, la medicina. Una vez más, entre ellos, nada era normal.
Caballo de Fuego - Gaza - Florencia Bonelli
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